La magia de la naturaleza.
Era una mañana de tormenta, de éstas en las que la naturaleza decide desmostrar su fuerza y su hermosura. Llovía fuerte y a medida que iba amaneciendo aparecía una luz serena, brillante e iluminadora. Poco a poco, desde el balcón de la habitación se divisaban los primeros rayos de sol que dejaban los eucaliptos teñidos de naranja oscuro. Seguía lloviendo a cantaros. El cielo se decargaba, dando de comer a la tierra, y para más belleza, culminaba un arco iris.
En tierras de desierto como San Diego cuando llueve es signo de fertilidad y eso fue la primera señal de que una flor muy especial estaba empezando a brotar.
Eran las seis y media de la mañana y las contracciones se hacian cada vez mas fuertes, pero aun así seguíamos fascinados por el espectáculo que nos brindaba la naturaleza. Desde las 2 de la madrugada Mc (asi llamamos al feto), aventuroso empezaba el gran camino hacia la vida, decidido a salir a ver las maravillas de este mundo.
Empecé relajándome en casa con un buen baño. Los músculos del útero hacían su trabajo y se trataba de relajarse al máximo durante las contracciones para aguantar con fuerza todo el largo y bonito proceso.
Dani con dulzura, masajes, conversaciones, chistes y mucho amor recargaba las pilas,
llenando la atmósfera de energia.
A las 10 de la mañana tras perder el tapon del cervix, hablamos con las comadronas por teléfono: “That is great, you are in labor and that means you are going to have the baby anytime from now on, to two weeks.”
En ese momento, al tener una contraccion Gretta, la comadrona, nos aconsejó de acercarnos al centro de partos para chequear como iban las cosas. Si tan sólo era el principio volveríamos a casa. Dani quiso cocinar una buena pasta para estar listos para el maratón. Sin embargo decidimos ir directos al Birth Center.
Al llegar alli Greta me echó una mirada y sin decir palabra decidió llenar la bañera, pues queríamos un parto en el agua. Al chequear resultó que ya estaba dilatada de 8 centimetros y 8,5 durante contracciones.
Mc estaba trabajando como un campeón y poco a poco se encaminaba en el canal preparándose para ver la luz del dia. En la bañera y apoyada en Dani, sintiendo todo su amor y dulzura, empezó el intenso trabajo de la expulsión, tres pasitos para adelante, dos para atras,…
Tras el último monumental esfuerzo apareció la cabecita. Emocionados la acariciabamos con nuestras manos sintiendo sus pelitos y lo blanda que era. Pasaron varios minutos pudiendose observar su carita, boca y ojos debajo del agua.
Entonces Greta dijo: “Genie dame tus manos que en la próxima contracción agarrarás al bebé”. Aturdida por el esfuerzo y con algo de miedo me negaba a agarralo. Pero ella con una sonrisa en la cara siguió insistiendo, “Genie dame tus manos, dames tus manos”.
Así que en un último esfuerzo le tendí las manos y pude agarrar al bebe mientras salía, recobrando asi toda la energía del mundo.
Con el sentimiento más fuerte que un ser humano pueda sentir, me coloqué al bebe encima de mi pecho, emocionada, desconcertada, aturdida, llena ya de amor y de agradecimiento un vez mas por la vida.
El bebé ya tenía la boca abierta en el agua y con el primer contacto con el aire expulsó sus mucosidades e hinchó sus pulmones, pegando un berrido estridente, ” Ya he llegado, lo he conseguido!!”
Nos invadía tal emoción, que tardamos mas de cinco minutos en averiguar si era niño o niña, pues el bebé yacía lloriqueando encima de mi pecho. Lo alzamos pues, para descubrir a nuestra Ainara, golondrina del aire y sirenita del agua.
Gracias amigos por vuestros mensajes de cariño.
Genie, Dani y ahora también Ainara